Confieso que
no esperaba ver tal destrucción detrás de la fachada tan pulcramente pintada de
azul, color que representa al equipo insignia de la capital, y es que sentí
hasta pena por el estado constructivo en que se encuentra el estadio de pelota
Latinoamericano ubicado en la barriada del Cerro.
Cuantas
hazañas guarda en su corazón el coloso del cerro como es popularmente conocido
este gigante de las bolas y los strike, cuantas veces vibramos de emoción con
un batazo de Marquetti, o un fildeo de German Mesa por solo citar algunos de
nuestros grandes jugadores.
Lo primero
que uno se encuentra al llegar al lugar es que está prácticamente militarizado
con un enorme dispositivo de la Policía Nacional Revolucionaria que forma
cordones y casi puede superar a la afición cuando se desarrolla un juego que
despierte poca atención entre el público, aunque las personas toman bebidas
alcohólicas, apuestan dinero y gritan improperios contra los jugadores y árbitros
al libre albedrío sin que nadie se moleste en requerirlos.
Cuando se
logra entrar se encuentra con un olor desagradable que provienen de los baños
que al parecer nadie se preocupa en limpiar y además de eso un montón de
vendedores privados y estatales que se afanan en vender sus mercancías a
precios exorbitantes y muchas veces violando las elementales normas de sanidad.
Más todo
esto no es lo peor, pues las gradas del estadio están destruidas con numerosos
asientos sin fondo o con el respaldo defectuoso, la malla protectora que forma
una barrera protectora para impedir que una pelota que se escape o sea bateada
hacia atrás golpee al público está destruida y por ella entran las pelotas como
si no existiera nada en ese lugar.
Pero si esto
no bastara para hacer que cualquiera pierda el deseo de ir a presenciar un
juego el techo tiene faltante de tejas y la pizarra de anotaciones que se eleva
en la parte alta del graderío central presenta problemas y algunas casillas
lumínicas no funcionan haciendo casi imposible poder descifrar en cuál de todos
los episodios se hicieron las carreras o donde no.
Por supuesto
que no todo es malo en ese lugar pues el terreno de juego esta impecable y las
cercas aún permanecen acolchonadas con lo cual se evita que un jugador choque
contra ellas y se pueda lesionar, más esto es una pequeña ganga y que en nada
beneficia a los que deciden acompañar a su equipo en el tránsito por la serie
nacional de pelota y que al final es el que merece el mayor respeto posible.
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