
Por supuesto que de inmediato se puso todo
el engranaje gubernamental en función de que la orden impartida por el
omnipotente dictador Fidel Castro se cumpliera al pie de su nuevo capricho por
lo cual enseguida aparecieron casa vacías que se destinaron a esos fines a
pesar de que muchísimas familias languidecían en unos albergues o casas de
transito que estaban lejos de cumplir con un mínimo confort para ser habitadas.
Las computadoras eran para aquella
época más o menos dinosaurios que no cumplían con los requerimientos básicos
para poder formar personas capaces de dominar el arte de la computación como
planteaban los “dirigentes comunistas” aunque muchas personas agradecieron ese
pequeño espacio que se le brindaban y no pocos forjaron su camino en eso centro
que sin excepción eran dirigidos por militantes del Partido Comunista de Cuba o
la Unión de Jóvenes Comunistas.
Más el tiempo ha pasado y poco o nada
se ha hecho para mejorar la imagen de esos centros que con el paso del tiempo
ha visto envejecer su equipamiento que hoy es más obsoleto que antes a pesar de
encontrarnos en el siglo de la informática y las telecomunicaciones siendo las
prestaciones menores sin que tan siquiera se consiga la masividad de años
anteriores en lo referente a los cursos que se imparten de forma gratuita.
Paradójicamente una de las bondades de
estos centro es brindar el servicio de navegación a través de la Intranet una
especie de Internet nacional sin acceso remotamente a la red de redes, lo cual
permite a los usuarios poder revisar su correo electrónico nacional y acceder a
páginas nacionales de malísima calidad, más este servicio se ve limitado por la
falta de tecnologías y por lo problemas de conexión la que se realiza por medio
de líneas telefónicas que en muchos casos se interrumpen ante cualquier cambio
climático.
Otro de los problemas que se han
acrecentado en estos años de prestar servicio a la población cubana es el uso
que hace los niños de esos centros, muchos de los cuales abandonan las escuelas
y acuden en masa a entablar juegos
computacionales violentos que los aleja de los supuestos valores que el
régimen dice y pregona para los más pequeños y lo más preocupante de todo es
que esto se realiza ante la mirada indiferente y con el consentimiento tácito
de los trabajadores de los jóvenes club que en muchas ocasiones participan de
los mismos.
Recuerdo un viejo cuento donde un
hombre prefería morir castigado por una maquinaria cubana y no morir
rápidamente, argumentaba que en Cuba cuando no falta una cosa faltaba la otra,
por lo que nunca todo lo necesario esta para ejecutar una obra con la calidad
requerida y al final de cuentas nunca moriría, eso es exacto y se aplica a
todos los sectores de nuestra sociedad, donde la falta de recursos, la
indolencia y el burocratismo siempre nos pasan la cuenta sin piedad y a lo que
no escapan los Jóvenes Club de Computación.
pres.solid242@gmail.com
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