Dr. Oscar Elías Biscet
Aunque el gobierno castrista
conceda algunos espacios de permisividad los cuales abren y cierra según sus
conveniencias, la libertad no existe en Cuba.
Benedicto XVI obtuvo el
Viernes Santo feriado para los cubanos y la oportunidad nunca antes vista de
que se transmitiera por la televisión estatal la ceremonia religiosa del Vía
Crucis y su homilía en vivo desde Roma.
En otro caso extraño, la
compañía telefónica Cubacel comenzó a enviar
a sus usuarios una nueva modalidad de mensajes que comprenden textos
bíblicos por 16 centavos de pesos convertibles. En este sentido es oportuno
apuntar que, después de un exceso de ateísmo estatal de más de medio siglo, la
población cubana está necesitada de una profunda e intensa evangelización.
Esta es la única manera en
que los cubanos podrán restaurar su ser biopsicosocial y de este modo recuperar
su personalidad y llegar a ser hombres
libres.
Pero este procedimiento de
Cubacel será utilidad solo para unos pocos porque ni los textos bíblicos son
asequibles a toda la población ni son muchos los que cuentan con telefonía
celular. Además, sus precios en divisas son demasiado caros para ciudadanos
cuyas mentes deben estar enfocadas en cómo darles el pan diario a sus hijos.
Lo que es de verdadera
urgencia es que el gobierno deje de controlar a los cubanos y realice cambios
profundos que conlleven a la libertad y la democracia del país. Lo demás, como
de costumbre, es pura retórica y gestos carentes de toda efectividad para
resolver los grandes problemas de la nación cubana.
Estoy seguro, por otra
parte, que muchos harían el sacrificio de reunir unas monedas para poder viajar
a Roma o a los lugares santos de Jerusalén. Para vivir la pasión, muerte y
resurrección de Jesucristo en el lugar original de los hechos como lo hacen
muchos cristianos en el mundo.
Es oportuno destacar que la
Ceremonia del Vía Crucis en Jerusalén es posible únicamente dentro del ambiente
de paz, libertad y democracia existentes en el estado judío de Israel. Estas
actuales y favorables condiciones en la Jerusalén hebrea debe ser promovidas y
apoyadas intensamente por todos los cristianos en el mundo; incluso por las
personas del mundo Occidental, y, sobre todo, por las personas de bien,
amorosas de la paz y de la libertad.
Jerusalén debe continuar sin
dificultad su judaización como Washington D.C.
se americanizó o Moscú se rusificó o, del mismo modo que Brasilia
profundizó sus rasgos brasileros.
Sin embargo, en la Isla de
Cuba continuamos bajo un régimen tiránico que quiere metamorfosearse y se
presenta como un comunismo religioso. No el antiguo comunalismo religioso lejos
de las ideas marxistas y muy cercano al anarquismo; sino como el viejo
totalitarismo que desea transformar su economía planificada por la de libre
mercado sin perder el absoluto poder político al estilo de la China comunista.
Los castristas utilizan su
poder para contentar con migajas a las iglesias cubanas; pero sin otorgarle la
verdadera libertad religiosa. Y de paso obtener de esas supuestas y dosificadas reformas el apoyo de los líderes
de las instituciones religiosas con el objeto de obtener legitimidad y
credibilidad a niveles nacional y mundial.
Cristianismo y comunismo son
términos incompatibles en teoría y en hechos. Haré un breve comentario de mis
experiencias de ambos conceptos, sin tener que referirme a la Congregación de
la Doctrina de la Fe, de la Iglesia Católica; o a los líderes intelectuales teológicos del Protestantismo y
Evangelismo.
El comunismo o marxismo
leninismo, también llamado ateísmo científico su libro básico es El Capital.
Mientras que el cristianismo sus
fundamentos se recogen en la Biblia.
Los comunistas son ateos y
los cristianos creemos en un Dios. Los primeros piensan que el mundo y todo lo
que en el existe se hizo solo; los segundos creemos en que todo lo que existe
fue por creación divina.
Los comunistas promueven el
surgimiento evolutivo del hombre, sus ascendentes son los animales, lo que lo
rebaja en dignidad. Los cristianos exponemos que el hombre es una creación
divina, semejante a su hacedor en todo: amor, dignidad, libertad, justicia,
moderación y valentía.
Los filósofos comunistas
plantean que el problema fundamental de la filosofía es la relación entre el
ser y el pensar; mientras los cristianos decimos que el problema eterno de la
filosofía es entre el espíritu y la materia.
Los comunistas plantean la
construcción de su sistema en la dictadura del proletariado, se crea un estado
de clases obreras y campesinas, desempeñado la dirigencia la clase obrera. En
realidad un grupo de persona toma el poder del estado, dice gobernar a nombre
de los trabajadores pero la explotación es mayor sobre estos. Es la explotación
del estado a los empleados e igualan a los ciudadanos en la miseria.
El cristianismo dice que su
reino no es de este mundo pero deben existir los atributos de Dios, y uno de
estos es la libertad absoluta. Los hombres y
mujeres están hechos a su semejanza por lo que disponen de esa libertad.
Dios aborrece las leyes injustas y la dictadura. La libertad es una necesidad y
la vida es un azar aseguran los filósofos materialistas; sin embargo los
cristianos decimos que la libertad es un ingrediente intrínseco del ser humano
y la vida es un propósito para vivir.
El comunismo proclama la
lucha de clases, el odio a los ricos a los cuales hay que destruir. El
cristianismo promueve el amor incluso al enemigo, la no violencia y la paz para
todos. También enseña que tanto el rico como el pobre fueron hechos a imagen y
semejanza de Dios.
El Partido Comunista se dice
poseedor de la “verdad” lo que la hace partidista. La Biblia dice: que
conocerás la verdad y la verdad te hará libre. El Partido Comunista dice ser
"la fuerza rectora y la vanguardia de la sociedad". Se pone por
encima de las leyes de la sociedad y se niega a consultar a los ciudadanos a
través de procesos electorales. Por otra parte, la Biblia enseña que el rey debe tener una copia de la ley;
escrita por él, para que cumpla con todo
lo escrito y no esté por encima de nadie.
Los comunistas pregonan a
voz en cuello la ayuda a los pobres; los cristianos enseñan que lo que hagas
con tu mano derecha no se entere la izquierda.
Todos estos conceptos
totalitarios del comunismo lo hacen incompatible en todo y en parte con las
enseñanzas cristianas. Y por mucho que quieran los dirigentes comunistas no
podrán jamás vestir a su oprobiosa
doctrina de bondadosa oveja cristiana.
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