por Carlos Serpa Maceira
Periodista Independiente
El Guayacán Cubano
Director de la Unión de Periodistas Libres de Cuba
15 de marzo, 2010
Habana. Los gritos y las injurias por hombres y mujeres organizados por la policía política cubana escucharon. Se vio a las turbas como si estuvieran arrollando en una conga callejera, vociferando y gritando a todo pulmón contra las Damas de Blanco, la consigna, ¡Esta calle es de Fidel!.
La consigna ¡Esta calle es de Fidel!, trae al recuerdo un eslogan de Adolfo Hitler, referido a que por las calles de Alemania, únicamente podían transitar los nazis, mientras que a los judíos cual resto de los alemanes le era proscrito el tránsito.
La arbitrariedad, violencia, odio y discriminación están presentes en las calles de Cuba, por obra y gracia del régimen castrista.
“Las calles son sólo para los revolucionarios”, han asegurado funcionarios cubanos, en referencia a que no se debería permitir que la Dama de Blanco ejercieran el derecho universalmente reconocido de manifestarse pacíficamente reclamando la libertad de sus familiares. Las turbas paramilitares han sido lanzadas a las calles de La Habana, para descargar su odio contra inermes mujeres. Los agentes del castrismo disfrazado de pueblo no tienen otra perspectiva que la destrucción y la golpiza.
¿Qué defienden?, defienden la perpetuidad en el poder de un sistema agotado y condenado por la historia. No defienden el derecho a libertad, reprimen a quienes intentan ejercerlo. No estimulan el desarrollo de las ideas, agreden a quien intentan practicarlo. La calle, como la patria, como la libertad, como la justicia no es de Fidel, es todos los cubanos. Los que hoy insultan y agreden a las Dama de Blanco en las calles no son no pueden ser realmente cubano.
Hay que enaltecer el valor de los derechos humanos, en ejercicio de las relaciones interpersonales y políticas. Una sensación de convergencia hacia un objetivo común: el sentido de la cubania, identidad nacional, el legado de los forjadores de nuestra independencia, la convicción absoluta de que la patria debe de edificarse y preservarse como lo sentenció el apóstol José Martí “Con todos y para el bien de todos”.
Las Damas de Blanco marchando por frente a la Universidad de La Habana, en cuyo lugar las turbas paramilitares se organizaron para realizar un acto de repudio
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